viernes, 5 de marzo de 2010

Contra las veredas de cemento peinado

El diputado socialista Raúl Puy pidió al Gobierno porteño que suspendan las reparaciones con cemento peinado en las aceras del centro de la ciudad y que elabore un programa para reemplazar o reacondicionar los arreglos realizados con materiales que mejoren las características de las veredas.

“El objetivo es facilitar el desplazamiento de los peatones, mejorar las condiciones de higiene, prevenir accidentes e incrementar el nivel estético para mejorar la calidad de vida en el espacio público de la ciudad”, explicó Puy.

El legislador de Diálogo por Buenos Aires detalló que “la rugosidad excesiva de este tipo de pavimento es problemática para el desplazamiento de personas discapacitadas, ancianos, niños y para la utilización de elementos rodados. Esta textura áspera no sólo incrementa el roce, requiriendo mayor esfuerzo para trasladarse; sino que, en el caso de una caída, lo más probable es que esa superficie produzca una herida de cierta importancia”.

Por otra parte, Puy manifestó: “Tampoco ayuda a mantener la limpieza de las aceras de la ciudad. Es obvio que su superficie, hecha de ranuras estrechas, y de muy difícil aseo, agrava el problema. La prueba más contundente es observar que hoy, a pocos meses de terminados, ya muestran una alarmante suciedad acumulada”.

En este sentido, el legislador había presentado un pedido de informes, en julio del 2009, con el motivo de que el Poder Ejecutivo responda sobre el organismo que había decidido el diseño del material detallado y sobre si se habían tenido en cuenta los problemas que ocasionarían a la movilidad peatonal, al mantenimiento y limpieza, a la prevención de accidentes y al nivel estético.

La respuesta del Director General de Aceras, arquitecto Daniel Garayo fue que este tipo de terminación está permitido por el Código de Edificación y la Ley 962 de Accesibilidad; que “la Superioridad de esta Dirección General priorizó la utilización del mismo con el objeto de lograr homogeneidad de terminación y celeridad de obra”.

“No parece feliz la decisión del Gobierno de la Ciudad de priorizar la homogeneidad y la celeridad, en detrimento de la movilidad peatonal, el mantenimiento y la limpieza, la prevención de accidentes y el nivel estético, a menos que se crea que la solución es buena o que se acepte el criterio de realizar obras rápidas, aunque se hagan mal. Además, cabe aclarar que el Código de Edificación, incluso en las modificaciones de la Ley 962, cuando se refiere a la cara superior de las aceras, sólo regula que debe ser áspera al tacto, y no hace ninguna referencia a características del cemento peinado”, opinó el diputado.

Por último, agregó: “La respuesta del Poder Ejecutivo no es satisfactoria y, consecuentemente, se debe detener esta operación urbana de inmediato, antes de que haga más daño. Y, al mismo tiempo, habría que comenzar a trabajar para que estas calles degradadas alcancen el nivel que nuestra ciudad se merece”.