Cuando se acaban de cumplir diez años de la asunción del gobierno progresista encabezado por Aníbal Ibarra, el cual integramos los socialistas, las comparaciones con la gestión actual se hacen evidentes. Y no se trata de detalles menores los logros conseguidos frente al ejercicio que del poder hace la derecha Macrista en Buenos Aires.
La fuerza progresista, democrática y popular que se articulo en torno de Aníbal Ibarra proyectó una Ciudad acorde al ciudadano que la habita, pero también pensando en los millones que a diario se movilizan trabajando en ella. Puso la mira en las obras de infraestructura claves, como el desarrollo de los subterráneos, a partir de las extensiones de las líneas B y D, el comienzo de las obras en la nueva línea H, además de trabajos hidráulicos que frenaron las constantes inundaciones que se daban en varios barrios porteños. Además, fue el período récord de construcción de viviendas por parte del Estado, y del otorgamiento de soluciones habitacionales a través del Instituto de la Vivienda.
Sin embargo, ungido en la época de la convertibilidad, nuestra fuerza política debió hacer frente a la crisis económica, política e institucional más seria que atravesó nuestro país desde la restauración de la democracia. El fin del 1 a 1 y la caída del gobierno nacional en diciembre de 2001 significó un trauma profundo que la ciudad sorteó con esfuerzo, pero sin la necesidad de emitir los famosos bonos a los que se vieron obligados las provincias.
Entonces, sin dejar de abonar salarios a sus trabajadores y privilegiando sin dudar la salud, la educación y la acción social por sobre las muchas obras de infraestructura que se venían desarrollando -y que debieron aminorar su marcha- el énfasis estuvo puesto nuevamente en consideraciones cercanas al pueblo.
Hoy que la ciudad goza de una gran recaudación impositiva, fruto de una situación nacional e internacional inmejorable a raíz de una mejora sustancial en los términos de intercambio económico, es fácil comprobar que ninguna de esas áreas ha sido tomada seriamente por el gobierno de Macri como prioridades, pero tampoco pueden verse grandes progresos en infraestructura urbana, más allá del maquillaje que representa convertir avenidas en pintorescos bulevares doble mano, la poda de algunos árboles y la reparación deficiente de baches y aceras.
Precisamente el buen manejo del progresismo frente a la profunda crisis, le permitió conseguir a Aníbal Ibarra en 2003, ser reelegido con más del 53% de los votos. Eso no se logra ni se explica, más allá del capeo en temas económicos, sin entender lo que significó para la ciudadanía su defensa de lo público, la insistencia en la necesidad de una integración social, la transparencia de su gestión, y el decidido impulso a las políticas sociales, educativas y culturales.
El establecimiento de planes sociales modernos como el Vale Ciudad o el programa de Ciudadanía Porteña son otros aspectos importantes que su gestión hizo para mitigar la pobreza y la indigencia en una ciudad que bajó la mortalidad infantil en un 20% a lo largo de la década de gestión progresista.
Más de cuarenta mil becas escolares, el plan Deserción Cero, la creación y desarrollo de 27 nuevas escuelas y los Polos Educativos Saavedra, Casa Amarilla y Villa 20, así como la jerarquización del salario docente, son realidades contundentes en la tarea llevada a cabo en el área de educación.
Todo fue conseguido equilibrando el presupuesto, renegociando deudas y manejando con criterio los ingresos, para no recaer en la necesidad de impuestazos que afecten aún más el poder adquisitivo de los ciudadanos.
En el aspecto urbano, nuestro gobierno fue el responsable de la modificación profunda del área central de nuestra ciudad, con las modificaciones realizadas en la avenidas Corrientes y 9 de Julio, la remodelación de la peatonal Lavalle y los arreglos del Pasaje Santos Discépolo, Uruguay y Diagonal Norte.
Asimismo, la ecología también fue un fuerte del gobierno que comenzó el desarrollo del Corredor Verde del Oeste, y de la Nueva Costanera, modificando en gran parte la relación que Buenos Aires tiene con el Río de la Plata, extendiendo y mejorando la Reserva Ecológica, finalizando el nuevo Parque de los Niños y los espacios verdes en Puerto Madero.
Sobre ese aspecto, cuando nadie duda en que Buenos Aires es la capital cultural de Sudamérica, no podemos olvidarnos del gran trabajo que al respecto llevó a cabo el gobierno en la promoción y desarrollo de la educación pública, el desarrollo de escuelas bilingües y la consolidación de festivales de carácter internacional (de tango, cine independiente, jazz, danza), encuentros culturales (La noche de los museos, Ciudad musical) y foros que honraron la vinculación que la ciudad tuvo siempre con la cultura. Esa misma relación lo hizo recuperar escenarios históricos de la cultura y el surgimiento de múltiples espacios en barrios.
Conciente de la importancia del turismo como "industria no contaminante" y del posicionamiento de la ciudad en el mapa Latinoamericano, también se potenció el crecimiento turístico a partir de la promoción de Buenos Aires como destino que resulte atractivo a los visitantes de la región y el mundo, lo que hoy es una realidad que se vive a diario en las calles porteñas.
Contrasta todo esto con la actual gestión del PRO, que ha privilegiado lo privado sobre lo público, que ha puesto fin a las políticas progresistas en el aspecto social, que tiene como resultado un calamitoso estado en las escuelas y la falta de participación en el conflicto con los alumnos, la salud y hospitales abandonados, un desmanejo en el área de seguridad con los jefes de la Policía Metropolitana y el mismo Jefe de Gobierno procesados por escuchas ilegales y una fuerza armada que se asemeja a los períodos más oscuros de nuestro país.
Sólo para dar pequeños ejemplos debemos decir que el gobierno de Macri ha realizado la menor inversión en salud y educación de los últimos 10 años, con subejecución en materia de infraestructura en ambas áreas. Además, se abandonaron por completo las políticas de Vivienda, cayendo la inversión en el presupuesto del IVC a menos de la mitad de lo que era en 2005, alcanzando apenas el 1,47% del gasto total de la Ciudad. En Subtes, encontramos un récord de promesas y desinversión. Atrás quedaron los 10 km prometidos por año, gracias a la peor inversión de la década, con el 0,84%.
En definitiva, los porteños padecemos en estos momentos a un gobierno que no escucha ni atiende a las aspiraciones legítimas de la ciudadanía. Desde la oposición que ahora ejercemos en el Bloque Diálogo por Buenos Aires, nuestra tarea fundamental es defender los valores que caracterizaron nuestra gestión al frente de la ciudad. Así, hemos frenado los impuestazos del PRO, apoyamos a las fábricas recuperadas y empresas vaciadas, contribuimos a conformar un espacio institucional para la gestión del Parque de la Memoria en homenaje a los desaparecidos durante la última dictadura, seguir bregando por los derechos humanos, la igualdad y contra cualquier tipo de discriminación.
En estos días también se cumplió un nuevo aniversario de Alfredo Palacios, nacido el 10 de agosto de 1878. Ese paladín de la democracia que fuera emblema de las juventudes socialistas de la Argentina y de América Latina fue un férreo defensor de las instituciones y de la voluntad popular, esa que llevó al gobierno a Aníbal Ibarra y con el que terminó injustamente una alianza política a espaldas del pueblo teniendo la triste consecuencia del arribo de la derecha al poder en la Ciudad de Buenos Aires.
Raúl Puy